REPARTO
Victoria: a punto de cumplir los cuarenta y siete. Morena, alta, distinguida. Tiene el pelo cobrizo y los ojos pardos. Es politóloga y da clase en una universidad privada. Vive en Manhattah, en un ático del Upper East Side. Está casada con Herder van Halen, un atractivo millonario que ha iniciado la carrera para convertirse en Senador por Nueva York.
Jan: el mejor amigo de Victoria. Tiene su misma edad. Periodista y analista político. Es un tipo seductor e irresistible, más bien inestable emocionalmente, que se convierte en el marido perfecto cuando conoce a…
Marga: tiene cuarenta años y es una de esas mujeres que uno no tarda en olvidar. Bajita, con un par de kilos de más, corriente y moliente. Trabajaba en una editorial pero ahora regenta una pequeña librería. Enamorada de Jan hasta la médula, ha sido una verdadera madre para…
Solange: la hija de Jan. Dieciséis años, guapa, caprichosa, malcriada por todos. Es una buena chica, pero la adolescencia es difícil, y complica su relación con la mujer de su padre. En el fondo, lo que le gustaría es irse a París a vivir con…
Chloe: la madre de Solange. Antiguo y fugaz amor de Jan. Una belleza francesa, fotógrafa de profesión, incapaz de querer a nadie distinto de sí misma. Respeta a Victoria pero detesta a Marga, y no entiende como puede haber sido capaz de cazar a Jan. Cree que Marga es una digna hija de su vulgar madre…
Shirley: tiene más años de los que confiesa. Vive en Inglaterra y apenas viene a España porque se lo impide su miedo a los aviones. Es excesiva, alborotadora, tiene un gusto más que discutible. Todo lo contrario que…
Mischa: la madre de Jan. Tuvo a su hijo a los 40 años, y jamás confesó quien era su padre. Alta, delgada, quebradiza, fracasó como actriz y cosechó tímidos triunfos como autora teatral.
Greta Garbo: Sí, en esta novela llena de personajes inventados se cuela un personaje real: Greta Garbo. ¿Por qué? Hay muchas razones. Pero quería hacer en esta novela un modesto homenaje al cine clásico y a las estrellas de entonces, cuando los actores y las actrices eran figuras intocables y lejanas que miraban a los espectadores desde el otro lado de la pantalla, como si estuviesen en otro mundo.Quizá lo estaban. Aquellas figuras eran casi dioses. Poco o nada se sabía de ellos. Luego, cuando la prensa rosa lanzó sus garras sobre ellos, el cine se popularizó y la televisión llegó a nuestro mundo, las diosas y los dioses se volvieron humanos, y los vimos en pijama, con la cara lavada y las huellas de una mala noche marcadas en el rostro.
A Greta Garbo jamás la vimos así. Tuvo el buen juicio de retirarse en la cumbre, con apenas 36 años, admirada por todos, idolatrada por muchos. Dejó la historia para entrar en la leyenda, y vivió hasta los 85 años, apartada de la curiosidad y del mal gusto que amenaza constantemente a los astros del celuloide en la sociedad moderna.
En “La vida después” encontramos a una Greta en sus comienzos. Entonces nadie la llamaba “La Garbo”, ni “La divina”. Era la señorita Greta Lovissa Gustaffson, con quince años recién cumplidos, a quien el fallecimiento de su padre había obligado a dejar los estudios y buscar trabajo como vendedora en unos grandes almacenes de Estocolmo. Me pregunto si, cuando empaquetaba medias de cristal o aconsejaba a una clienta sobre el largo de un abrigo, podía imaginar que iba a convertirse en uno de los mitos del cine. Seguramente no. Porque la vida está llena de sorpresas. Igual que las películas. Igual que las novelas. Y Greta Garbo es una de las sorpresas de “La vida después”.
El ilustrador Juanjo Cuerda ha hecho este maravilloso dibujo de Greta Garbo en exclusiva para "La vida después". Si queréis ver más trabajos de Juanjo, ahí os dejamos el enlace de su blog:
http://elblogdejuanjocuerda.blogspot.com/